El otro día al leer un párrafo de La gaya ciencia de Nietzsche, experimenté una alegría interna que me llamó mucho la atención y quise profundizar en esa emoción.
Al permitirme sentirla, vi que esto que expresaba Nietzsche tan bellamente resonaba conmigo, ponía en palabras algo que bullía dentro de mí: las ganas y necesidad de discernir y de poner foco en lo que es, el no querer perder ni un poco de mi energía en todos esos movimientos mentales (diálogo interior, run-run constante de la mente) que no soy.
Te comparto el párrafo y lo comento contigo:
“Quiero aprender cada vez mejor a ver lo necesario de las cosas como bello; así seré de los que vuelven bellas las cosas. ¡Amor fati: que ese sea en adelante mi amor! No quiero librar batalla a lo feo. No quiero acusar, no quiero ni siquiera acusar a los acusadores. ¡Apartar la mirada: que sea esta mi única negación! Y, en definitiva, y en grande, ¡quiero ser, un día, uno que solo dice sí!”
Nietzsche, La gaya ciencia
“Quiero aprender cada vez mejor a ver lo necesario de las cosas como bello”
Muchas personas buscamos a lo largo de nuestra vida nuestra razón de ser, darle un sentido a nuestra vida y este sentido nos parece que tiene que ser algo grandioso, de alto impacto. Y, sin embargo, este deseo que nos cuenta Nietzsche que parece tan simple, tan a mano, tan que sólo depende de él me parece el mejor de los sentidos que podemos tener en nuestra vida.
- Querer aprender cada vez mejor -, es un querer como expresión de voluntad, de ponerse a ello (no solo de deseo imaginado), - a prender cada vez mejor- aprender es un proceso para adquirir habilidades, conocimientos, conductas, valores,.. y el hecho de que quiera que este proceso sea una mejora continua denota afán de mantener ese objetivo actualizado y puliendo sus maneras para conseguirlo.
Pero la mejor parte de frase viene ahora: - a ver lo necesario de las cosas como bello -
Lo necesario como bello, lo que es como bello, lo que sucede como bello. Nietzsche
nos está animando a ver la vida sin nuestros filtros mentales, los que nos hacen estar constantemente separando la realidad en esto me gusta/esto no me gusta, esto debería ser así/esto no debería ser así,..., es decir, dejar de querer que la realidad que vivimos se amolde a nuestra manera de verla.
Obligar a la realidad a que entre en la horma de nuestro zapato nos hace ser infelices. Amarla tal cual es (amor fati) , es la propuesta que nos hace Nietzsche: ser de los que vuelven bellas las cosas. “¡Amor fati: que ese sea en adelante mi amor!”
“No quiero librar batalla a lo feo. No quiero acusar, no quiero ni siquiera acusar a los acusadores. ¡Apartar la mirada: que sea esta mi única negación!”
Si lo bello es lo que es, lo que nos sucede; lo feo es todo lo que no es y nos empeñamos en que sea, todo lo que no nos sucede y queremos que nos pase o todo lo que nos sucede y no queremos que nos pase.
Vuelve Nietzsche a su voluntad de querer, en este caso, no perder el tiempo en rechazar lo que sucede en la vida, ni en justificaciones ante los demás o ante sí mismo, dejar de poner el foco (apartar la mirada) en lo que no es.
“Y, en definitiva, y en grande, ¡quiero ser, un día, uno que solo dice sí!”
Ser uno que solo dice sí, es estar totalmente presente en nuestra experiencia tal y como está sucediendo, dejar ser lo que está siendo. Es decir, aceptar nuestra realidad, experimentar de forma plena y directa, sin resistencias, lo que sucede fuera y dentro de nosotros. (Nuestra mente es el impedimento para poder vivir desde ahí, entrenándola podemos conseguirlo).
Cuando esto sucede nos volvemos uno con la vida, es nuestra fuente de transformación profunda y podríamos unirnos a Neruda y gritar ¡confieso que he vivido! incluso mejor, podríamos gritar: ¡confieso que estoy viviendo!
Espero que este casi comentario de texto, al estilo del insti, te haya resultado sugerente e inspirador. Y me encantaría leer tus comentarios.
Un beso
¡Todo empieza hoy, todo empieza en ti!
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