Hace ya más de 20 años que me despidieron de una multinacional en la que llevaba diez años trabajando. La verdad es que fue un despido medio pactado y, aun así, recuerdo los días tan malos que pasé.
Me sentí totalmente desubicada, de repente me faltaban coordenadas para poder vivir mi vida. Fue un mazazo a mi autoestima y a mi identidad. ¿Si no soy Belén la ejecutiva quién soy? Ahora ¿cómo me presento a la gente, al mundo?
Por eso te entiendo tan bien cuando me cuentas lo mal que lo estás pasando desde que te han despedido. Sí, ese despido no es sólo que te hayas quedado sin ingresos, que ya es importante y da mucho vértigo; sino que también pone en jaque tu prestigio social y personal delante de tu entorno social y para ti misma. “Y encima con 45 años, ¡vaya plan de vida que me espera!”.
Desde luego tu situación no es para dar saltos de alegría, pero como dice el refrán “a mal tiempo buena cara” y, realmente, creo que es lo mejor que puedes hacer: afrontar tu situación con la mejor de tus sonrisas y con una actitud de confianza en ti. Ya sé que es muy fácil de decir y un poco más complicado de poner en práctica. Pero el hacer “como si… estoy contenta y confío en mí...”permite a tu cerebro funcionar de manera coherente, más creativa y con mayor capacidad de resolución de problemas. La neurociencia cada día nos aporta más luz y más datos con respecto a esto.
Y, ya que la situación es la que es y no la puedes cambiar, trata de sacarle el mayor partido.
Te cuento lo que yo hice en aquel momento por si a ti te puede servir. Me tomé un tiempo para mí, hacer un paréntesis, permitirme vivir mi situación. Reflexioné sobre cuál era el rumbo que quería darle a mi vida, sobre cómo quería vivir mi próxima etapa e investigué sobre lo que realmente es importante para mí. Y, la verdad, es que fue una etapa crucial y súper enriquecedora que puso las bases de mi nueva trayectoria vital.
Y tú, te has preguntado alguna vez ¿qué es lo realmente importante para ti?
Me encantaría que me lo contaras, te leo en comentarios.
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